Berlin calla | Amaia Zuza Rández

Neuer Marstall: yates de lujo recorren el río Spree, pasando frente a edificios históricos. Un agente de la policía motorizada recorre la calle Eberstraße precediendo un coche oficial. Un joven cruza el puente Oberbaunbrücke hacia un antiguo bloque de oficinas, actualmente okupado. Un grupo de turistas recorre una de las zonas más concurridas de la ciudad: la puerta de Brandenburgo. Dom: en pleno centro de la Isla de los Museos, la catedral de la capital acoge diariamente más de 1.000 visitas. East Side Gallery conserva 1,5km de muros pintados que las autoridades pretenden hacer desaparecer gradualmente. Los S-Bahn y los U-Bahn son los transportes más utilizados para moverse por Berlín. Las horas punta son insufribles. Neue Wache: Berlín está lleno de monumentos que miran atrás, homenajeando a los caídos de la Segunda Guerra Mundial. Completamente arrasada tras la SGM, Potsdamer es hoy un lugar para la tecnología, el ocio y la globalización. Tacheles fue una de las mayores casas okupas y centro cultural alternativo de toda Europa hasta su cierre, a finales de 2011. Hoy en día, sus restos conviven con con el ajetreado estilo de vida de Berlín. Son pocos los turistas que se aventuran a dejar el centro y optar por recorridos más alternativos (East Side Gallery). El recorrido del muro de East Side Gallery, aun visible, transcurre desde Elsenbrücke hasta Oberbaumbrücke. Los jardines de Charlottenbourg, que antiguamente pertenecían a reyes y reinas, son hoy lugares de desconexión. En el campo de concentración de Sachsenhausen (Alemania), se pueden visitar los módulos donde vivían los prisioneros. Celda de prisioneros, pabellon de homosexuales (Sachsenhausen, Alemania). Los jardines de Sanssouci (Potsdam), acogen a artistas que retratan la arquitectura de sus templos de culto. Mientras qye la ciudad dirige la mirada de los turistas al pasado, los fantasmas del presente caminan a la deriva.
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